AL MARGEN DE LAS ESTACIONES
Ella decía no:
donde la mañana se hace tempestad,
donde las manos se sueltan y el agua se vuelve sal.
No era nada sino un monzón de amarillentos tonos,
un fantasma de noches grandes que volaron sin nombre.
Viste sus estaciones en colores vagamente dulces,
de voces que no tienen altar, ni voto,
solamente…
aguas turbias que llegan al invierno.
“Amor, que tocaste en mano cruel,
dejas el otoño de su cuerpo encendido”.
Llénate de ella, del verano que gotea,
de su hora que no tiene estación,
de su sueter gris,
de su perfume.
Ha dejado de sentir y se mantiene:
al margen de las estaciones,
del agua,
de la voz,
al margen del margen.
BAJO MIS PIES
Hoy no sé si amanecerá,
mi yo está navegando
en la nostalgia de los días.
Cambio de posición la mirada
escudriñando la magnética
silueta del ayer y,
se malogra rebelde el alba.
¿Qué importa si queda
el pasado reducido a cenizas?
Todo está en calma bajo mis pies.
Me alzo endurecida
de lo más remoto,
para vestir de amante caricia
todo mi ser.
El mejor día…
será cada instante
bajo mis pies.
DESORDENADO AMOR
No pienses que por quererte
mañana seré tu esclava,
desordenado amor
entre paisajes vespertinos.
Hay un gran mensaje
en mi hondo respirar:
apenas se vislumbra si hubo
un grito desolado.
Sólo quedan
deformes rumores,
en aquel manantial
de la mágica doncella.
Hay polvo que gusta
de transcurrir río abajo,
al borde de la vida.
Ni siquiera se percibe
la manera de romperse
de pronto lo interminable.
Se desordena la noche
sobre el vientre de las sombras,
llegando a intoxicar para siempre
aquel abismo.
CÓMPLICES
Me sumerjo en mi última sonrisa.
Soy agua.
Sol.
Nube.
Quedo suspendida,
buscando el duende de mi forma,
el diálogo errante que duerme.
Trato de justificar mi sacrificio.
En todas partes
reconquisto amor y lágrimas.
Sólo cómplices
de colores opacos,
de bolsillos desgastados,
de sueños incumplidos.
La noche se vuelve ojos,
cómplices que roban mi presencia,
mi torpe caminar.
Frívolamente vuelvo a captar mi sonrisa.
Seré pies.
Cabeza.
Mundo.
SIN ENTENDER
Estoy recordando que fuiste mi abrigo,
el calor asfixiante de un vagón de metro,
la llama que reptaba hasta abrasarme, y,
un deseo:
todo a cambio de nada.
Soñaba con permanecer adherida a tu peregrinar
constante, indeciso, al abismo que
asomaba del fondo de tus ojos,
al sonar de tu despedida fatídica
diciendo “hasta pronto”.
Recostada en la ventana procuro
olvidar, sin arrimarme
al mundo de las sombras.
Pretendo hacer cosas distintas
antes de salir de mi escenario.
Nadie escuchará mi voz,
aunque
no entiendo por qué
soy la roca silenciosa
que te atormenta.
Es cierto, debí ver visiones
en el fondo de tus ojos;
pero no te preocupes,
a las doce pasa
el camión de la basura.
EVASIÓN
Me rompe dolorosa una partida,
no nace entre esos golpes un adiós,
me fluye entre la sangre de las venas
dolor, y aquí en la frente,
dos gotas de sudor.
La mano que alzo al aire
no su tiene pañuelo,
sujeta lívida un deseo de llorar,
conduce la luz,
y el tiempo como un rayo,
llevando la ausencia al más allá.
Grande esa ausencia
que todo lo separa,
grandes las horas
que barren el temor,
echadme tiempos
que escondan los silencios,
echadme un día
que pueda parir el sol.
No perdono vivir ahí enterrada,
soy un volcán, y dentro
una tormenta;
despierta mi cuerpo de su cuna,
de nuevo exclama,
se evade y se lamenta.
PENETRAR EN LA INEXISTENCIA
Voy tratando de penetrar
a través de unos rayos de sol
herméticos, tan profundamente
cerrados que, dejan sucia la cara de la luna.
Leve es la vida,
que no puede penetrar
entre el muro de esos dos cuerpos.
Así, como un día triste, tan triste
como imposible,
el viento aleja su luz,
la nieve se desliza turbia
en su cita con el hombre;
sobre la tierra, asoma la inexistencia.
Todo penetra sin verse,
como mi verso
que ya no espera respuesta.
CAMPANA
Campana,
cuando te rompes
dentro del corazón,
Tienes miedo
de que llegue el aire
y te arrastre, campana
sin haber tocado
tu día de fiesta.
¿Qué prodigio
te indica la locura
de despertar el blanco
de lo humano?
Una y otra vez
pretendes sobrepasar
el silencio
de mi compostura.
Háblame
sin romperte campana,
de la mano que escriba un regreso;
para que mi rostro
no se quede blanco,
como un papel
esperando su último verso. Roto.
Cuéntame
por qué:
todas las horas me hablan
en silencio muerto.
Quién sabe campana,
por qué mis labios
se quedan ardientes
esperando un beso.
QUÉ TRISTE ES DECIR ADIÓS
Qué triste es decir adiós
allá donde brilla el sol.
Dibujas una sonrisa
ablandada por caricias
que salen del corazón.
No te despiertas y ves
esos ojos negros que
quisieras recordar.
La garganta suspira,
la boca desesperada
un adiós va a pronunciar.
Escuchas el ronco viento
que el adiós
lleva en sus alas,
y tu dulce voz expira
con una daga en el alma.
Que triste el volar del fénix
cuando su sueño traspasa,
tu amor a mi corazón,
en pedazos va quedando:
tu nombre,
tu adiós,
mi alma.
VOY A DORMIR
Ya no me llames
voy a dormir.
No ves…
mis ojos se van cerrando.
Dormiré sin pensar que ayer existía,
esa niña triste y loca,
esa que de repente despierta a la vida.
Sé que nunca más
volverán a mirar mis ojos,
con la claridad
de la inocencia querida, mas
miraré sobre el pasado muerto.
Ya no me llames
voy a dormir.
Qué importa
la sonrisa clara y diáfana,
cuando es triste la mañana
que fondea ahora en el puerto;
cuando apenas quedan huellas
para seguir a un lucero.
Sé que nunca más
volveré a ser la que era,
la gacela confiada,
la paloma peregrina
mensajera del amor.
Ya no me llames
voy a dormir.
MORIR SOBRE UNAS LÍNEAS
Morir sobre unas líneas significa:
No haber tenido un palacio de cristal.
Ver como sangra tu mal en las flores,
sobre el veneno que lo hace mítico.
Nunca urdir guiños al llegar el buitre
para atacar mientras aún respiras.
Pensar, ellos opinan que no lo ves.
Ocultar el dolor sobre tu verbo.
Morir sobre unas líneas significa:
Dejar plasmado ahí lo que has sentido.
Saber llorar aquello que no fue
en líneas que la mano hace verso.
Crear los sueños sobre las tempestades
cuando arrasando pretenden destruir,
la hora cálida que amor he de ocupar
sin infortunio, engaño y maldades.
Sentir que nada la ira santifica
por arrastrar tu vida por el barro.
Estar pendiente de un verso a tu modo,
morir sobre unas líneas significa.
HABLANDO CON NADIE
Como hemos cambiado.
A través de un tiempo que apenas nos roza,
bailamos en torno a aquello que nadie va a darnos.
Hablamos, a corazón abierto,
con el agua rozándonos
en la densidad sentimental.
Nos atraviesa el cuerpo como una alimaña
el miedo a ser soñadores furtivos,
viejos y humillados
por haber interrogado a la noche
en busca de amor,
haciendo una oferta razonable
a la última estrella que se nos cruza.
Hubo otros tiempos:
de pisadas hondas,
de ojos sinceros,
de conversaciones honestas.
UNA GEISHA EN EL INFIERNO DE DANTE
Adonde brilla desnuda la verdad nadie se necesita (Luis Cernuda)
Voy a vestir de blanco y oro las soledades que me hicieron libre,
los momentos en los que derrota y victoria apretaron sus puños para hacer causa.
Mientras habla mi desierto, reemplazo el amarillo que huele a incienso.
No es mi soledad peor que otras, ¿sabes? Lluevo en gotitas de desengaños
amasados por instantes de gloria sobre la espuma del mar.
Son silencios que al andar se muestran desiguales,
– unos por María –
– otros por ellos – quizás, pero…
la sonrisa de hierbabuena amanece en la magia del ocaso.
Para probarme a mi misma que sigo andando
amanezco entre pagana y humilde en brazos de los hechos,
y he aquí, que aparece una geisha en el infierno de Dante.
Al azar voy y vengo, ¿me recuerdas? – no lo menciones -,
el agua de mi fuente nunca está seca.
Cómo decir de pronto que quiero irme, que no me importa,
cuando estoy segura de que me aferro a la loca ilusión que me impacienta.
Tú dormirás para que yo te escuche, te ame, te arrope,
en la cadencia de mis pasos sin nombre y sin edad,
combinando sueños románticos con realidades que transcienden.
Permanecerá la noche de besos robados llevando de la mano
un “si yo pudiese” que enturbiará mis lágrimas.