AMAR EL SILENCIO

Silencio, soledad que eres eterna,
que caminas despacio por las ruinas
y que ocultas despacio en las esquinas
las palabras del pasado que cubrió la muerte.

Te has movido durante siglos entre la gente
mientras los sueños vagan por tus vegas;
en tu macabro caminar el alma anegas
de un agudo dolor que queda inerte.

Hoy me siento hija de tu nombre
y me abandono en los brazos de tu historia,
en ella hubo quizás algo de gloria
que siempre obliga silencio a no perderte.

Tú no eres bello, sólo produces pena,
eres conquistador del espacio cada día,
bravo guerrero, un dios que da agonía
y en la alegría pretendes escoderte.

No me abandones, en tí, ya encontré algo
y no molestas silencio, no haces ruido;
serás mi amante, mi buen y fiel amigo,
has conseguido que el fin llegue a quererte.

«Mareas Humanas – 2001»

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