Reflexiones

MENTIRAS

Un racimo de palabras se desprende entre todas las estaciones.
Vomita en verde la esperanza que no atraca
y aplaude con vehemencia el viejo chiste
-ese que siempre cuentan-
Cavo en mi historia de mujer, agonizo en la frontera de la historia… Todo sigue siendo mentira: promesas sacadas del tintero que se secó vándalo.
Quema la imagen del espíritu, abandonado al sol, no a la justicia.
Como si fuese “tonta”, va pasando la vida y no lo vemos
borra sus huellas el pájaro fusil.
Antes que se fundan las cenizas malditas, navegará mi barca entre los humos, sabiendo que:
Es más fácil matar que vivir.
Esconderse del horror a dar la cara.
Dar una limosna antes que un plato de comida.
Odiar por el camino sin saber lo que es amor.
Mientras…
aparece una luna hermosa en la noche,
nos ofrece todo su esplendor
para que sepamos que siguen existiendo cosas bellas;
y, un perro que se fue, monta sobre ella y la acerca a mi ventana.
Gracias a los dos, olvidaré todo lo que acontece para vivir:
“la magia de vuestras noches”

 

UN PEDAZO DE ALGO

Amanece con tonos violeta sobre la fiesta de mi estío.
No hay holocausto capaz de arrastrarme
a lo negro escondido tras el ocaso de los Dioses;
escapo etérea por la ventana abierta con prudencia
en pos de la palabra verdadera.

Quedan huesos calcinados en días de fuego y llamas,
deseos vencidos en su camino hacia la Aurora Boreal,
falsos devaneos imposibles de comprender
alejados de la conciencia de los tiempos.

Ahora el amor es libre,
sólo toma y da lo que necesita
sin hacer cábalas de oficio,
sin dependencia de filtros inanimados.

Abierto este momento de tentación,
canalizo la voluntad engendrada en deseos de vivir.

Un pedazo de paz para la boca
y una sonrisa franca para los ojos;
azules río abajo
unidos al amor primitivo,
imposible,
aún así real,
y me coso la boca
para no decir “te amo”
ensartando mil mentires
que oculten esta tristeza…

 

 

TE DIRE

Diré como nací:
pequeña y altiva,
como el sabor amargo
de aquella lágrima.

Sólo dulces adioses
amores invisibles,
una mueca en la boca
que era sonrisa,
y aquél nuevo silencio
allí en la alcoba.

Diré como crecí:
fiel a mis libros
a mis flores, mis sueños,
mis desatinos.

Sólo barcos que huían
mares lejanos,
azules no pintados
y largos llantos,
una espiga tronchada
en ningún campo.

Diré que será esta experiencia,
algo que no se adquiere
sin ser herido,
algo que hace encontrar
fieles amigos.

Caminar levantando hoy la cabeza,
no ser nunca cobarde, querer justicia,
rezar sobre los templos de aquellas ánimas,
y secar con orgullo todas mis lágrimas.

 

SACERDOTISA

Habla de su segunda vida sin decir adiós,
de las épocas en que el amor mordió su médula.
Seguir viviendo, no es más que girar en torno de él,
de sus caprichosos esqueletos.

Hoy, sacerdotisa de martirios,
no quiere que la mires sufriendo.
El sexo la convierte y la fracasa;
lo celebra porque nació con el mundo.

Sobre su lomo vaga la frágil dignidad que la acompaña,
tropieza con jóvenes morenos de manos tiernas y los absorbe.

Vendrá su tercera vida y llenará todo,
sí, cuando el corazón dance pausado
y haya olvidado las primeras brevas.

No quedan nada más que sueños civilizados…
que esperan
o viven
o pueden
mientras escucha el sonido de los crótalos.

No pierdas tiempo en hacer por la vida lo que está hecho.

LAS DUNAS DEL PENSAMIENTO

Eco sin voz del mar que me arrastra,
huellas de espuma,
paraísos de ensueños;
ni el mismo ni otro,
sólo distancia al amparo del silencio.

Eres penumbra,
abanico de jazmines,
cóndor que vuela sobre mi tejado;
maestro y alumno,
consigues que estallen
los botones de mi blusa.

Me despierto
sola,
callada y amante;
y eres filo,
orilla,
división de la palabra.

Sueño tu voz diciendo:
duerme, la vida te arropa.

 

FLOR DE ASFALTO

Para que la vida no sea tan breve
debes volar,
muchacha que transportas
un cesto de alegrías
colgado en la cintura.

Descansa, flor de asfalto,
mientras ligero el ruido te alborea.

Tu olor a almizcle oscila en frutos
cantando su energía,
muero cuando mueres,
y me siento madre si te poseo.

Si no estás atenta a esta caridad,
profanará el aire tu badén.

Me recreo recordándote
sobre la marea que acaricia tu espalda,
y después… vuelve sobre sus pasos.

Me encuentro al otro lado del cosmos,
silbando al tiempo recién nacido
que desnuda tu tibieza dulce.

¿Cómo golpearan tus nudillos en su puerta,
cuando la luz de Venus te sea fiel?
¿Quién enterrará tu nostalgia?

 

RETRATO 

¡Recitar! Mientras que, presa del delirio,
ya no sé ni lo que digo ni lo que hago…
(Pagliacci)

Existe una inscripción oculta bajo la piel
allá donde el pigmento no se revela artificial;
arcilla mezclada con besos vírgenes
depositados en tus párpados
por la absurda partida.

La imaginación se contonea con momentos de gloria
y empuja su afán misterioso por entusiasmo profesional.
Más tarde, al llegar el amarillo de los tiempos,
un reflejo ocre desde su fondo recuerda a la niña.

Tiene retazos tuyos, míos,
lenguajes distintos que se cruzaron sin nombre.

Queda ese olor ácido superpuesto para no profanar el amor,
¡qué nadie lo toque!
está invocando instantes limpios de eterna soledad.

La nostalgia ganará su vano hechizo
al calor de la brisa colgada en el paisaje.

EL MILAGRO

Transcurre el álbum de la vida. Sobre mis piernas
pasan rostros, momentos arrastrados por el filo de la guadaña
sin prohijar reparos ni conformidad.
A ultranza, no consiguen desaparecer
en esta maraña atípica retenida en la imaginación.

Apostada en el borde, se despega la adolescencia
varando en playas sin mar, en espejos sin fondo,
con mueca de Diosa eremita sobre un tiempo que transcurre en vano,
Dulcinea entre harapos que pugna por salir a la intemperie
sitiada por bolsillos rotos y viñedos rancios.

Se prolongan amores lanzando turbios gemidos de espiga rota,
desaciertos que precisan tijeras para sobrevivir,
deseos roncos de lúbrica nostalgia con perfil traicionero de roca y agua
que exoneran el tiempo ocupado en redimir los días,
en adelgazar los sueños para que penetren.

Rostro de esfinge, mientras llamo en esta amalgama
a las puertas del molino donde quedó inerte una plegaria.

Desde el mismo borde veo atravesar lo que siento y me desvela:
el fantasma de un tiempo transcurrido,
sus ojeras malsanas, enfermizas,
su aliento agrio, con gozos sepultados en frío mármol
palpando eternidades que no llegaron.

Entre suspiros me incorporo sin dar traspiés
movida con la facilidad de un aspa.

El milagro puede ser:
la vuelta de una sonrisa de trigo dorado sobre mi dédalo.
Por campos de Castilla como veleta enterraré mi álbum de desventuras.
Dominaré la niebla silenciando el orco, luciré rojo y quedaré…
a la espera del solsticio.

 

BORDELINE

En la penumbra, pasos que no producen ruido;
metáforas del tiempo al ir en busca del azul de ti.
Escucho como sube la escalera un acento que desconozco,
mientras la cabeza reposa en la campana dormida
y me desboco como un vendaval ausente.

Asoma el planeta verde, gimiendo hacia mi desembocadura,
sin que suenen clarines desde el fondo del corazón.

De súbito…
regresa el jazmín estrellándose en el pecho,
el sendero es tibio,
los ojos mar,
el olvido, muerte.

Silencio albino que hace gárgaras
con la melancolía, mientras
una mecedora acuna sueños violeta.

Me duele la cabeza…
trato de seguir con el costurero entre las manos.

Ya no habrá más despedidas.

POBRE IM-BECIL

(No ser imbécil, es deseable)

Yo, sigo escribiendo
sin esperar beneplácito,
ni nombre. Sierva de mi misma,
corazón que ve triunfo en el futuro,
azul en los cielos,
auroras en la luz.

Me corono de amatistas huyendo de sombras,
porque es mi piedra de la suerte
y exhalo dulzuras que no recibo.

Camino en armonía, por la creación,
incansable, y fatigada
por el capricho mundano,
torbellino de palabras
lanzadas por el espejo
a verme reflejada en él.

Debo ir desprendiéndome
de esa juventud,
seguir el paso al ansia que me proyecta,
amanecer hacedora de sueños
pues soy mortal.

No pesa el amor que endureció mi red,
ni haber llegado a esto
con las tareas en licencia.

Escogí el momento de sentirme libre,
de alcanzar mi meta en solitario.

Ahora,
puedo hacer lo que me de la gana,
hasta cortarme el pelo a media noche;
tengo la boca llena de humanidad
y la distribuyo,
evitando despertar al personal a golpes.

Hay mil cosas para guardar en baúl imaginario
sin sentir cómo resbala el miedo.
Aún me retuerzo cuando mis yemas acarician,
creo en el amor, y, no me pesa.

ESTRAGOS DE LA AUSENCIA

Y si no volvieras,
al menos se encontraron
los pliegues de mi carne
con la dulzura de tu boca.

Me quedo con todo lo preciso
para acercarte a la memoria
y permanezcas en mi alma indómita
hasta atravesar las venas.

Sentaré la cabeza: por caminos de luna,
entre los remos que guían mis pasos,
en el anochecer de mi carne,
en la melancolía que supone actuar
sobre escenarios sin luz.

El hastío ha practicado en busca de tu rastro
sin hallar la estrategia dominante,
un olvido imposible marcará su futuro.

Perece la ausencia entre versos extraviados.
Es amarga la verdad que se derrumba
como una grieta recién aparecida.

Truncada la sonrisa en espirales
apuñala sin enterarse lo que va dejando atrás,
acacias perfumadas por un sólo pensamiento:
liberar consuelo para sus vidrios rotos.

Ya nada calma la extraña locura,
sólo hace falta… cal para el olvido.

SIN MORIR LA PALABRA

Hoy tal vez
he aprendido a jugar,
a decir, arriesgarme,
incluso mentir
sobre cosas profundas;
aterrizar en un campo de fango,
y lamer cicatrices
luciendo lencería costosa,
mientras me apoyo en la balaustrada
como una buena actriz.

Aunque…
no soy una muñeca
cubierta de glamour;
me gusta la semántica,
la caricia de la noche,
las gotas de rocío sobre mi piel,
pasear a mi perro,
las dunas del desierto,
y la arena de la playa.

Quizá pliegue caprichosa
los manteles de hilo,
mientras dejo que rezume
una risa alegre,
y mastico sobre el asfalto
mi plegaria de amor.

 

AUSENCIAS INCORREGIBLES

Como mujer,
transporto en mi interior
una cortesana alegre y llena de vacíos;
ausencias imaginables, desaparecidas, sin nombre.

Cada vez que asoma el verbo amar,
dejo que se funda entre el humo de mis cigarrillos.
– Es más agradable el sabor del tabaco, que la mentira –

No existe nada para el recuerdo que sea sensato,
ni colores, ni posibilidad de encontrarlos.
Hay sorbos de ausencia en espacios sin luz.

Quizás necesite saber de lo inexorable de las fantasías;
de los lugares obligados donde hablar con los espectros,
gritarles: que no creo en el famoso dogma de la tregua.
Echo una mirada a mi playa y ella lo confirma. Se desvanece.

No puedo hacer cosa alguna para conducir la ausencia a su sitio,
sólo volver, izarme en el ascensor del mundo y cerrar la puerta.

CON LAS MANOS EXTENDIDAS

I
Hoy mis manos esperan ansiosas
pasearse sutilmente por tu cuerpo,
tropezar con la suave humedad
de tus adentros,
y ver como quedan semillas de tu piel
entre mis dedos.

En ese instante germinará en mi pluma
un mandamiento perdido por la ley:
amar en peregrinación sin tino,
por los fluidos de la existencia
que goza gota a gota,
lo que emerge del amor y la pasión.

II

Te había imaginado distinto
en una república de letras cruzadas,
que se van abriendo
a las trampas del tiempo.

No sé si eres
un mar de sueños,
o un deseo amargo.
Afloras por mis venas
en medio de una angustia
que pretendo ignorar.

III

Mira como nace el amor
de entre las cenizas.
Se abre paso clandestinamente
para vivir este día
como si fuera el último.

Se abandona sin rumbo,
sin bandera,
con las manos extendidas
para no nacer estéril.