Sentimientos

UN GRITO DE DOLOR

Tú,
infesto ojo de la nada,
creciste en mi choza sin comida.
Me felicito por ello.

Tranquila
puedo conversar bajo magnolios
resolviendo el motivo,
el pulmón que me dio vuelo de cóndor.

Cada palabra es un parto,
un grito de dolor que me libera;
es la marea que me dice:
camina, mujer,
las piedras se volvieron poesía.

Rememoro
los poemas que murieron en mí boca
mientras el júbilo bebía de su zumo
perdiendo la razón sobre tu vientre.

Después,
llegó la noche inacabable
y marchitó las raíces de mí voz.

Hoy, soy fecunda. Silencio interior.

 

MI PROPIA ELEGÍA

Cuando esté muerta
ahí en mi cama,
– quién sabe –
es posible
que alguien comente:

“Escribía poesías”.
“Siempre estuvo sola”.

-No es del todo cierto-.

Viví acompañada
por mil despertares,
algún gran amor
y mucha fantasía.

Escalé los bordes
de las primaveras,
amando la mar
y mirando al cielo.

No podrán decir,
aunque mi voz se pierda,
que no quise ser salvada
cuando el llanto me llegaba
por algún camino adverso.

Llegaré a estar muerta;
sin embargo,
el reverso de mi vida,
habrá sido
hacer un verso.

SUEÑOS DE VIDA NUEVA

Aquí,
donde inmolo
mis sueños de derrota.
Donde te espero
humilde y anhelante.

Donde la vida te ofrezco
así, amorosa.
Donde comienza un siglo
y muere un año.

Habrá una fiesta de flor
en cada arbusto,
un paseo con olor
a yerba fresca.

Una noche vivida
que tenga algún mañana.
Unos labios abiertos.
Un pensamiento vivo.

Aquí,
Donde de repente
la herida se hace llaga.
Donde la noche llega
y estoy sola.

Aquí,
Donde la esperanza
se vuelve fuerte.
Donde la vida
se vuelve nueva.

Aquí,
te espero.

TAN SÓLO 

Es verdad, no has de encontrar
mi rostro entre las nubes,
ni hallar mi prisión si subes
por la rivera del río,
porque soy piedra tan sólo
desgastada por el frío.

Un afán tan singular
dejaba un ancho surco,
en el mundo irregular
donde sólo el viento vive,
y la piedra en su rodar
apenas dolor percibe.

Tan sólo sueña en rodar
sin que parezca una huida;
un privilegio al andar
que en las piedras toma vida.

El sudor no la desgasta
tan sólo brillo le otorga,
harta de pisar la tierra
tan sólo… rueda y le basta.

DULCE ORGULLO TENER LÁGRIMAS

Quisiera escribir un poema
sobre el amigo falso.

En fin…
ese amigo que todos
tenemos en algún sitio.
Ese que produce llanto sin testigos.

No ha de ser así,
es sólo un pobre amigo.

Nuestras lágrimas
son hermosas,
no debemos sentir rubor,
ni ocultarlas.

Entonces, qué decir;
de ese falso amigo que,
reclama el perdón
por costumbre.

Prójimo de si mismo,
saca una sonrisa del congelador
ofreciéndola en copa fría.

Tenemos que brindar
dulce orgullo,
nos permites lágrimas:
por la familia,
por cualquier horror que nos acosa,
por una cosa perdida y no encontrada,
lo que muere, o lo que sobrevive.

Mejor no quedarnos en silencio,
una lágrima
nunca es estéril.

PARA PERDER LA MIRADA

No me digas que existes,
porque como yo,
sabes que somos fantasmas,
suspiros de un suspirar
convertido en cruel nostalgia.

Somos fantasmas, vagando
sin sosiego, por la ley
de la palabra.

Tristes desiertos
secos en cuerpo
y en alma.

No me digas poeta
que vives así,
en la boca del futuro;
cuando el perfume añejo
de una historia
te traspasa.

Ese día embriagado
que el olvido se llevó,
dejó muerto el espacio,
dejó vacía la cama.

Para nosotros es tarde.
Tarde en la tardía mañana.
No existe rincón alguno
para perder la mirada.

OJOS DE MUJER

Ojos de mujer.
Cerrados,
perdidos
en el hueco que deja la vida,
en pos de la alegría
que puede comenzar.

Ojos de mujer.
Desgastando el tiempo
sin que pase, monzón
que abrasa el cuerpo
olvidado que los abre.

Salís de la noche
hacia el poema,
entre la nada
que ahoga la garganta.

Ojos de mujer.
Cerrados,
perdidos
en la importancia
que tiene una caricia,
en el requiebro
que tiene una palabra.

Ojos de mujer.
Amando la verdad
y la dulzura,
por encima de la falsa comprensión.

Salís de la noche
hacia el poema,
entre la nada
que ahoga la garganta.

PUEBLO BLANCO

Pueblo blanco de nieve
existes y te recreas,
mientras en silencio el aire
despacio corta las penas.

Eres blanco,
apenas sin darte cuenta,
como la cal de tus senos
o el resplandor de una estrella,
cuando el calor del amor
brota de pronto en las rejas,
al son de viejos quejidos,
al son de olvidadas tierras.

En lo alto de la torre
veo un nido de cigüeñas,
y en tus calles ajustadas
mi yegua trota ligera.

Cuántas veces quería volver
llevando al viento en su grupa,
aún perdiendo en mi regreso
mi mal pagada atadura.

Hoy te miro,
tu níveo
yo sonriente;
mas sigo siendo la misma:
esa pequeña gacela
que goza en tu campo verde
y abraza tu verde mar.

Llevé conmigo paraguas
por si al verte me llovía,
¡pero tú seguías blanco
pueblo andaluz de la niña!

LLORO

Lloro, como llora ese beso que te lleva mi estrella,
como llora la vela su pálida cera,
como un ovillo de oro convertido en tela.

Lloro, cuando me desnudas tu sueño cerrado,
cuando se te esconde ese grito en el pecho,
cuando sola apago de noche mi fuego.

Lloro, porqué va encerrando el miedo mi sombra,
porqué mi horizonte levanta su voz,
porqué he de llorar tal vez por los dos,
por eso… lloro.

DÓNDE IRÁ A MORIR

Dónde irá para que escuches el sonido de su muerte,
hombre de tierra y agua,
ocupante de una cueva porque no tenía puerta.

Siempre esperó la estación del amor:
la de los limones verdes,
la cereza florecida
y los granados sonriendo.

Aventajaba el vuelo de los cóndores
para recibir tu aliento y…
huesos rotos con manos encorvadas
traía al final del viaje.

Dónde irá, por preferir el óbito al sufrimiento,
compañero infatigable de su sombra,
asaltante coloquial de su fantasía.

UN DÍA CUALQUIERA

Busca en el mundo inspiración y encuentra poca,
apenas un viernes de azul radiante, abandonado a su suerte.
Le enseña el corazón quemado, anochecido,
su sombra que estremece la garganta a polvo y sol.

No existe vejez en su mirada;
sólo vergüenza de vivir donde los ojos no ven.

¿Cómo amar tanto, que la sangre se viste de negro en un día cualquiera;
en un viernes que no es alondra, que se debate entre las flores del cerezo?

Busca en los principios vestidos de alba,
en las aguas removidas y sucias,
en el recurso de otros eclipses.
En todo ello encuentra: rincones sin sustento.

DESAHOGO

Bienvenidos aquellos que en antesalas de recuperación esperáis al acecho.
Bienvenidos esos, cuyos ojos ya vacíos recuerdan
trocados caprichos incompatibles
con el olor del anestésico y el símbolo de la vida.

Danzan en tono alegre los sonidos.
Ella, demasiado joven para ser mayor
y demasiado mayor para ser joven,
ha de tenderse al fuego mientras espera
e invita a los recuerdos a salir.
(sin ellos no existiría el mundo).

Se yergue ante la niebla de cualquier mañana y,
la permanencia en silencio, indica que es obligatoria su existencia,
Era infinita su fe, aunque inconsciente. Ahora, no cree en nada.

La muerte llegará, forma parte del camino, sangrando manos y palabras,
besos del ayer y caricias perdidas.

Para huir de las zonas en que su barco hace aguas, apenas siente el ruido,
reverbera dentro de si misma desnuda de deseos y cobardías.

Ya, ni sabe.
Sólo es esquiva.
Sólo habla con las esquinas y…
cuenta todo esto para no reventar.