Dedicados

 

SENTADA EN LA ACERA (a mi madre)

Va cayendo el día de nuevo
en trocitos muy pequeños,
son las cinco de la tarde
parece la vida un sueño.

El triunfo en cualquier esquina
persigue la sombra oculta
y los zapatos, ya viejos,
el caminar dificultan.

Cerca, la mujer que llora
sentada sobre la acera,
ha olvidado los sonidos
que le pidieron espera.

La lechera de Burdeos

No tuvo prisa en el tiempo,
sólo ver la vida clara.
Ahora, al llegar la tarde,
parece cual si soñara.

A la orilla de la acera
despacio llegan las aves,
quieren comer de sus manos
miguitas de soledades.

Sonríe mirando al tiempo,
todo parece difuso,
las arrugas de su frente
muestran un aire confuso.

¿Es viejita?, ¿No lo es?
Va perdiendo la memoria,
ahora su casa es la acera
sin los momentos de gloria.

 

BASÍLICA

Julio Ruiz López,
un gran pintor que hace alegres los grises.

Caminas por el ocre y el negro que me habita,
e insensata, cabalgas sueños estando en lo distante.

Yo tengo una osadía irreverente:
he visto el carmín de las putas
enriqueciendo los besos prolongados,
mientras tu efigie se alza con aplomo
en el aire que despereza a Madrid.

Sin embargo no hay recuerdos sin ti:
eres paisaje de tonos y acuarelas,
de miradas a retablos y tapices,
de escalas que dividen sinsabores,
luces de plata y pasos repetidos.

Cierras tu puerta, todo es el silencio:
no queda sangre para los herederos de la muerte.
basilica

 

 

A FEDERICO GARCIA LORCA

UN IDEAL “LA POESIA”

No fue nada,
sólo morir en Granada
por culpa de un ideal.
¿cuántos hombres han caído?
¿cuántos habrán de caer?

Desde la onda a la horca,
desde la espada al misil,
igual a García Lorca,
van quedando sin vivir.

Aquél poeta que hacía
sobre las cinco vibrar,
a las cinco de su tarde,
teatro y poesía,
el alma de pronto ardía,
a todos, les pasó igual …
morir, por un ideal.

La muerte llama a la puerta,
y sin esperar les cobra,
ilustres, menos ilustres,
escritores y poetas,
borrachos, bohemios locos,
con sangre escriben su obra,
cayendo por las cunetas.

El teatro, los volantes,
declamación de unos cantes,
unos libros en estantes,
que llegan al corazón.

Federico y otros mil más,
proclaman de vida sueños,
¡que pena ser tan pequeños!
Ver que todo sale mal, y,
morir por un ideal.

HABLANDO CON NERUDA

Él habló por tu boca
creador del amor,
él pensaba en beberme,
y mi amor se bebió.

Pablo, tú no comprendes
que el amor que me dio,
no fue de hijo, ni amante,
sólo cruel seductor.

Yo no podía callar,
ni encontrarme ausente,
sólo oía sus palabras,
que salidas por tu boca
anidaron en mi mente.

¡Él me amó Pablo, me amó!
lacerando así mi alma
con tus poemas de amor.

¡Él me hizo mujer!
¡él me hizo soñar!
él enterró mi ocaso
en la orilla del mar.

Nunca escribió una Oda,
ni un Romance,
tampoco le cantó al sol,
más mis ojos le lloraban,
al perder su corazón.

Tú, que cantaste a Matilde,
tantos Sonetos de amor,
¿dime por qué así perdemos,
el nacer de una ilusión?

A ANTONIO MACHADO 

“Andando se hace el camino”…

Poeta, permíteme que tome,
esas palabras de tu historia,
estoy cansada de andar,
hoy, quisiera descansar
en el borde de un camino.

Me quedo sentada,
tratando de desenterrar
esa mano morena que escapaba;
ya sólo recuerdo como amaba,
de palabra, tragando orgullo,
pidiéndole a la vida que me ayudara,
hoy, aún no he olvidado esa emoción …
sé amar.

Querías poner sobre los campos un poeta,
y en el camino, más huellas al andar,
¡que verdad más hermosa amigo!
poeta soñador, hermano,
el amor nos da en su mano
un camino para andar.

Ese amor es niño ciego,
¡es gloria, dolor, es fuego!,
orgulloso el caminante
siempre lo sabe explicar.

Sueña el sueño ahí en su cama
con un verso en armonía,
sueña ese niño el camino
por donde lo ha de encontrar.

¡Caminante!, hagamos pasos,
que enseñen a caminar.

CINCO ALBAS, CINCO LUNAS
A Federico García Lorca

No sé qué puede tener la trágica hora, esas cinco de la tarde.
Ahí está, una hora con piano que galopó entre la muerte
y sigue “quemando soles”, en este cosmos de niños,
mientras los blancos almendros pierden su aire indefenso.

Mágico el reloj camina,
no encuentra las manillas para contar su verdad.
Vuelven las cinco a mi muñeca cansada.
¿No te das cuenta?:
Siempre será a la misma hora…

Mis tacones
darán cinco campanadas
sobre este asfalto indecente,
cinco versos moribundos,
cinco albas, cinco lunas.

Es la hora de los ojos robados.

 

A LUIS CERNUDA

Si mis ojos se cierran es para hallarte en sueños.
Luis Cernuda

Sola,
en lo solitario de la compañía,
me siento una esclava
de cualquier placer prohibido.
Me envuelve
la misma timidez,
que escapaba
del ruido de tu pluma.

Habita fiel mi olvido.
Su vestido oscuro
entre rumores
de -te quieros –
dichos ante la muerte;
ante el ruido
que hacían los cuerpos al amarse.
Ahora son la bruma
de aquella hora inacabada,
perseguida.

No me digas Luis que no caminas,
a los cien años
envuelto entre suave tristeza.
Sobre tus brazos,
como aurora transparente
apoyo solitaria:
mi cabeza,
mi vida.

A GABRIEL GARCIA MARQUEZ

Ansiedad, triunfo, victoria,
es mi propia soledad.
Un Macondo sin cien años.
sin dormir
y sin cantar.

Igual a ese Coronel de tu historia,
un tal… Aureliano Buendía,
sin ser bella,
ni Remedios,
en mis manos nació Lía.

Valiente sí, muy valiente
con un grito en la garganta,
como Ursula luchadora,
callada como Amaranta.

Mil batallas en su mente,
miles de versos soñando
y en su Macondo enterrando
las arrugas de su frente.

No hubo ni un fusilamiento,
el hielo ya era inventado,
poca familia y hermanos
que murieron sin matar.

Quise crear para ella
un Macondo sin tiempo,
cuando yo me haya marchado,
ella seguirá viviendo…
consumiendo soledad.

A CARLOS CANO

Tu música era oración,
plegaria por los caminos,
fuente ancha
de anchos limbos,
donde todos te soñaban
escuchando una canción.

Dios te lleva entre aguijones.
Queda Granada desnuda.
Ella ya sabe sufrir
en tinieblas,
sin reproches,
la pérdida de los hijos
que ensalzaron sus renglones.

Quién sabe
si el palpitante
rumor de tu voz se oirá,
allá donde está la gloria
cuando la vida se va.
Tantos recuerdos nos dejas,
que estarás a nuestro lado
cada día, cada instante,
por los caminos que quedan.

A LORCA

Oh ciudad de los gitanos,
que copla a copla desgranas
los versos de Federico
y envolantas tus montañas!

Cuevas que ocultan los llantos
de tus morunas guitarras,
mientras tus fuentes de besos
tornan el aire en navajas.

Un viento verde en tus ramas
suena a llanto de gitanas,
y los caballos el trote
esconden entre sus patas.

Carne y lucero de plata
destrozado en mal momento,
nunca tu voz olvidada
logrará morir al tiempo.

Mi corazón cascabel,
en tinieblas se ocultaba,
mientras aquel viento helado
cubrió de oscuro Granada.

 

LA NIEBLA

(Dedicado al Guitarrista que fue Luis Landero)

¿En qué verso te has dormido,
mientras el día amenaza con llegar?
¿En que verso desmarcas tu huída,
dejando dolor urdiéndose
a lo lejos?

Yo voy con tu fantasma
cabalgando en mis andares,
por un camino corto,
insoluble,
soñador.

De cuando en cuando
me sales al encuentro,
entonces te despiertas
mas, sin decir palabra.

Neblina insinuada que
en verso se lamenta,
apurando el alba
e ignora los sonidos
vacíos de voz;
eres el claroscuro
repiquetear de mis recuerdos,
de su andar,
de su perfil cansado,
del tiempo que hoy se aleja,
del verso que vivió.

 

CARTA A ALFONSINA

Alfonsina.
Te imagino junto a mí,
compartiendo la placidez de tu lago.
Como comprendo el dolor de tu rostro,
tu dormir intranquilo
frente a las aguas “Del Plata”.

Tan sensitiva mujer,
cuya vida era un desierto,
ahogaste tus aguas mansas
menguando hasta morir.

En algún momento:
Te equivocaste.
Sí renace lo que muere
tú, estás entre nosotros,
como una florecilla
que aún tronchada por el viento,
vuelve convertida en rosa.

Sospechamos que al amar
el veneno ha de rozarnos,
pero bebemos sin tino,
cuando el corazón vencido
apenas puede rodar.

Me reflejo conmovida en tu espejo
a la llegada del silencio,
mientras la muerte del olvido
renace sobre los versos.

 

En recuerdo a D. Miguel de Unamuno

Me sugiero una imagen al soñar,
sin apenas evocar nada
y surge,
de la fantasía inagotable
de esta pluma
tras una noche de insomnio.

No eres sino un eco en tu niebla,
una azorosa imagen que se diluye.
Me gusta ir al azar
detrás de tus palabras,
prestar mi alma para tus canciones,
sucumbir antes de tiempo
para encontrarte
– calla –
¿No ves que te comprendo?
también tengo
enmarañada la mente.

Estabas en lo cierto;
no a todos los hombres
les cae el don,
pero a ti sí,
eras inmenso.

Sí, la vida es compleja
y yo estoy loca,
pero…
no se lo digas a nadie.

VIENTOS PARA EL PUEBLO

Nunca medraron los bueyes
en los páramos de España
(M. Hernández)

Dedicado a Josefina y Miguel

No entiendes nada de amor, nada.
Eres viento y voz que asoma
cuando apenas ya no existo.

En ese mismo instante
algo recorre mis venas,
me levanta para ti.
No estoy sola ¿escuchas?
allí donde estaba tu imagen
continúa la luz encendida.

Llegó el viento antes que la muerte,
mientras el pueblo se alzaba con la aurora.
Hoy, al corro juegan los alambres
con las palomas que adornan tu capilla.

Me doy cuenta de que protesto
por la humedad de mis ojos,
y me arrojo al mar para que tu canto
me clave los dientes sin cordura.