Dos lunas sobre el agua (fábula)

Ya sin ataduras, se reflejan las mejillas de la niña sobre el río; sangraron hiel en su lucha por la victoria. De tanto buscar estrellas, odió el tiempo que llevaba nombre.

Las venas sin sangre…
¡Huye soledad!,
ya no puede seguir por tu camino.

En el cauce quedó su falda y hoy le ofrece frutas para el regazo:
fresas,
albaricoques…
dulce, todo dulce, vino de meretriz en el lecho.

Siempre hubo un antes, y un después donde no cabía el olvido y el agua que lleva dentro no perdona su sed.

Por la noche, asoman dos lunas al balcón de la vida: una ardiente como el rostro de Safo, otra fría acogiendo los minutos restantes.

Para ti, niña, que has perdido el miedo a los espectros, no habrá presencias que crujan a tu paso, todo serán efluvios ligeros adivinando lo que deseas escuchar.doslunas

Inútilmente fuiste reflejo de la luna,
momento de otros,
ánfora para las piedras del río,
visión vertical de mil ilusiones y fantasmas.